El zumaque es un arbusto que puede alcanzar más de un metro de altura e incluso hasta tres en tierras fértiles. Sus ramas son herbáceas y resultan muy suaves al tacto debido a la enorme cantidad de fino vello que las recubre. Las hojas están formadas por un conjunto de hojuelas, cuyo número oscila entre cuatro y siete, y que se encuentran enfrentadas de dos en dos, con una sola en el extremo; son de forma lanceolada y están recubiertas de muy poquito vello en el haz, mucho más abundante en el envés. Su tallo es leñoso o resinoso. Es originario de los países de américa más cálidos. En españa se encuentra en ribazos y laderas rocosas de la parte más meridional de la península.
FLORACIÓN
El zumaque florece en verano y sus frutos maduran en otoño. Sus flores forman ramilletes en el extremo de las ramas y exhalan al atardecer un típico olor a madreselva, que luego se va perdiendo. El fruto es parecido a un guisante de color pardusco, recubierto de bastante vello. Se recolecta prácticamente la planta entera, ya que podemos coger sus flores, frutos, raíces, hojas y cortezas.
APLICACIONES
Las hojas y las ramas del zumaque están compuestas por materias tánicas. Antiguamente se utilizaba para cortar la diarrea; pero esto no es aconsejable, ya que ha producido intoxicaciones. Se le atribuye la virtud de apretar cueros y adobar pieles, sobre todo las más finas. También se le han atribuido históricamente otras propiedades, entre otras, que quita la aspereza de la lengua si se mezcla con miel y sana almorranas cuando se aplica con carbón de roble. Sin embargo, es aconsejable no hacer ninguna preparación casera con el zumaque. Su única virtud radica en ser muy astringente, pero se puede sustituir por otras plantas que cumplen esta misma función y no resultan perjudiciales para la salud.
ADMINISTRACIÓN
Cocción. Se cuecen 15 gramos de la planta desecada en un litro de agua; se deja hervir durante cinco minutos aproximadamente; se deja enfriar y se filtra para quitar los restos de la planta. Se recomienda tomar dos tazas al día, pero siempre bajo prescripción médica pues su uso como remedio casero es peligroso como pomada. Se mezclan 7,2 gramos de agallas de encina, nueces de ciprés y cortezas de granada, unos 10 gramos de hojas de mirto y zumaque y por último se añaden unos 14 gramos de sulfato de zinc. Todos los ingredientes se reducen a fino polvo y se añaden a un ungüento rosado. Esta pomada se utilizaba antiguamente porque era un buen astringente.
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